En Venezuela escasea todo
En Venezuela escasea todo
Sería más fácil contar las cosas que hay que las que hacen falta.
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Los venezolanos tuvieron un tiempo de vacaciones extra este año. El presidente Nicolás Maduro ordenó que negocios y oficinas en todo el país cerraran durante toda la semana santa, en vez de los dos días de descanso usuales. El presidente dijo que las medidas son un paso necesario para ahorrar energía, ya que el país se enfrenta a una serie de apagones causado por un déficit de electricidad.
Pero la electricidad no es lo único que escasea en Venezuela. Los estrictos controles de divisas y de subsidios gubernamentales han creado una inflación devastadora y una escasez, al parecer, de todo; escasez que se ha agudizado en el último año con una crisis económica que empeora. Incluso el optimismo creado por la victoria legislativa de la oposición en diciembre ha disminuido, pues la gente tiene que gastar más tiempo y energía localizando sus necesidades diarias.
Comida: Si hay una imagen duradera de la actual crisis económica, es la de las largas filas que los ciudadanos tienen que hacer para comprar sus alimentos cada semana. Los venezolanos regularmente tienen que faltar al trabajo para hacer fila todo el día y comprar su asignación mensual de alimentos básicos. Las encuestas estiman que entre el 50 y el 80 por ciento de víveres escasean ahora, en comparación con la situación de hace unos años. En particular, la disponibilidad de leche pasteurizada bajó en un 95 por ciento e incluso la leche en polvo bajó en un 80 por ciento en comparación con hace dos años.
La producción de alimentos ha disminuido constantemente en Venezuela desde la década de 1990. Entre 2008 y 2014, con rebosantes ganancias de petróleo, el país triplicó la cantidad anual que gastó en importar comida comparada con la década anterior. Hoy, Venezuela importa la mayoría de su comida, pero al tener menos dinero a disposición debido a la caída del precio del petróleo, su presupuesto alimentario ha disminuido. Los precios de la comida vieron el mayor incremento de todos los sectores, aumentando en 56 por ciento en el tercer trimestre de 2015, mientras que la canasta familiar básica mensual ahora cuesta ocho salarios mínimos.
Ochenta y siete por ciento de los venezolanos dicen que, en la escasez actual, están comprando menos comida de lo que antes hacían y algunos expertos se preocupan por la creciente posibilidad de que la escasez de comida se convierta en hambruna en 2016. En febrero, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, declaró una crisis alimentaria nacional, alegando una “inexistencia de seguridad alimentaria”.
Maduro, por su parte, anunció la creación de varias dependencias del gabinete en enero, incluyendo un nuevo Ministerio de Agricultura Urbana. Maduro exhortó a los venezolanos a que comenzaran a cultivar comida en sus casas (de manera similar a lo que hicieron los cubanos en la década de 1990) y dijo que su esposa y él ahora tienen 50 gallinas ponedoras en su palacio presidencial.
Medicina: El 80 por ciento de todas las medicinas están escaseando o agotadas, mientras que en hospitales y farmacias faltan todo tipo de medicamentos, desde analgésicos hasta tratamientos para el cáncer, por lo que se ha vuelto común que los venezolanos publiquen mensajes en redes sociales buscando medicinas para sus familiares, o para ellos mismos. Cuatro de cada cinco centros de ayuda creados en el mandato del fallecido presidente Hugo Chávez han cerrado y la mayoría de unos 20.000 doctores y enfermeros cubanos que trabajaban en Venezuela se han devuelto a su país.
Una escasez de repelente está debilitando la lucha contra el virus del Zika en Venezuela, donde los expertos estiman que el número de casos puede llegar a ser tan alto como 400.000, aunque la cifra oficial del gobierno se mantiene en 5.000. Mientras tanto, las muertes de neonatos en un hospital de Caracas aumentaron en un 300 por ciento a comienzos de 2016 respecto a hace una década.
Muchos pacientes han intentado cruzar la recientemente reabierta frontera con Colombia en busca de tratamiento. Sin embargo, no es permitido cruzar en carro, por lo que incluso quienes están gravemente enfermos deben cruzar a pie.
En enero, la Asamblea Nacional declaró una crisis de salud a causa de la escasez de insumos médicos y en febrero pidió ayuda a la Organización Mundial de la Salud. Pero las otras cuatro ramas del poder público son controladas por chavistas, quienes se resisten a recibir ayuda internacional, pues dicen que compromete la soberanía del país. Maduro aún no ha respondido los llamados a obtener asistencia internacional.
Anticonceptivos: En marzo, el inventario de anticonceptivos había bajado en un 90 por ciento, el doble de la escasez que sufrieron hace un año. Adicionalmente, el precio de un paquete de seis condones puede llegar a costar ahora 1.900 bolívares, o una décima parte de un salario mínimo mensual. Venezuela tiene una de las tasas de portadores del VIH y de embarazos adolescentes más altas de América Latina.
Electricidad y agua: El racionamiento de agua y los apagones son ahora comunes en Venezuela. Además de los apagones programados para centros comerciales, el gobierno de Maduro ordenó que negocios, fábricas, edificios gubernamentales y oficinas cerraran por toda semana santa como una medida extrema para ahorrar energía. Mientras que el 24 y 45 de marzo ya eran feriados nacionales, la medida del gobierno extendió el cierre de vacaciones a 10 días, del 19 de marzo al 27 de marzo.
Venezuela obtiene 60 por ciento de su energía de hidroeléctricas y, gracias a sequías causadas por el fenómeno de El Niño, el nivel del agua en 18 de las mayores represas del país bajó a un mínimo crítico. En 2014, Venezuela era el mayor consumidor de electricidad en América Latina, instigado por los subsidios energéticos más grandes de la región.
El Niño también está afectando las reservas de agua potable. Las lluvias han disminuido en un 45 por ciento desde 2013, según el gobierno. En muchas áreas residenciales de Caracas, los habitantes sólo disponen de pocas horas para recolectar el agua que necesitan para el día o los días siguientes. Algunos barrios no tienen agua por entre tres y cinco días a la semana, de acuerdo a un nuevo calendario de racionamiento de agua creado por el acueducto de la ciudad.
Los incidentes de robo de electricidad y agua, así como las muertes de personas electrocutadas al intentar hurtar electricidad, están en aumento. ¿Y cuál es una de las principales cosas que los venezolanos están conectando? Teléfonos celulares: los venezolanos consumen la mayor cantidad de datos móviles de cualquier país latinoamericano, descargando tres veces los datos que descargan los argentinos y brasileños, y cinco veces la cantidad de los mexicanos.
Productos de higiene: El desodorante, el papel higiénico, el champú y el detergente son algunos de los productos que, o escasean, o están disponibles en el mercado negro con sobreprecios diez veces más altos que su precio en almacenes gubernamentales.
Papel: La Cámara de Periódicos Regionales de Venezuela, compuesta por 86 publicaciones locales, se declaró en emergencia y anunció que los insumos para los periódicos habían disminuido en un 40 por ciento en los primeros dos meses de 2016.
Dinero: Venezuela podría enfrentar una inflación de 720 por ciento en 2016, la más alta de cualquier país del mundo, según el Fondo Monetario Internacional. La inflación es tan descontrolada que el gobierno de Maduro no puede imprimir dinero a la velocidad necesaria y ahora depende de prensas extranjeras para mantener el flujo de bolívares. En febrero, el Wall Street Journal reportó que el gobierno estaba llevando aviones 747 llenos de dinero impreso en Europa, en parte impresos en una imprenta que producía billetes para la República de Weimar.
Intelectuales: La torre de marfil no está a salvo de la crisis económica. En septiembre el gobierno recortó el presupuesto de la principal universidad del país, la Universidad Central de Venezuela (UCV), en un 70 por ciento. Los profesores de esta universidad inmediatamente se declararon en huelga y la universidad se vio obligada a suspender las clases del segundo semestre de 2015. Las clases continuaron en enero, pero la crisis está lejos de ser resuelta y muchos docentes se están yendo. En los últimos cinco años, la UCV ha perdido a más de un cuarto de sus 3.000 profesores, muchos de los cuales han aceptado trabajos en el exterior. La Universidad Simón Bolívar de Caracas (USB) de manera similar ha perdido un tercio de su facultad. De acuerdo con un investigador de la USB, más de la mitad de los 1,5 millones de venezolanos que han emigrado en los últimos 20 años tienen un título de pregrado y su edad promedio es 32.
Pablo Medina Uribe tradujo este artículo.
*Este artículo ha sido actualizado para corregir el número de médicos cubanos practicando en Venezuela que han regresado a Cuba. No son más de 20.000 doctores y enfermeros, como antes decía el artículo, sino la mayoría de unos 20.000 doctores y enfermeros que se han ido.