Actualización de Ecuador: Los primeros 100 días de Lenín Moreno como presidente
Actualización de Ecuador: Los primeros 100 días de Lenín Moreno como presidente
Se acabó la cordialidad entre el presidente y su predecesor y antiguo mentor Rafael Correa.
Olvídense de la luna de miel. Se acabó la cordialidad entre Lenín Moreno, el nuevo presidente de Ecuador, y su predecesor y antiguo mentor Rafael Correa. En los primeros 100 días del nuevo gobierno, ambos se divorciaron agria y públicamente. Tras haber descrito a Moreno como el heredero de su revolución ciudadana, Correa llamó “desleal” y “mediocre” a su antiguo vicepresidente y declaró que su revolución había terminado el día de la posesión de Moreno en mayo.
Aquí, algunos de los principales temas con los que Moreno ha tenido que lidiar en sus primeros 100 días a cargo.
1. Moreno y Correa están peleando públicamente.
Durante la campaña, Moreno prometió continuar el correísmo, aunque ablandado. Pero en la primera semana de su gobierno, Moreno contactó a uno de los archirrivales de Correa, el ex-presidente Abdalá Bucaram, quien había estado exiliado por los últimos 20 años, y lo invitó a regresar al país. En junio, Moreno indultó a varios activistas indígenas que habían sido encarcelados por su conexión con las protestas contra el gobierno de Correa en 2015.
Luego, a finales de agosto, el gobierno de Moreno lanzó una campaña para aumentar el apoyo popular para enmendar una controversial ley de comunicaciones de 2013 aprobada durante el gobierno de Correa, quien usó las cortes para silenciar a los medios de comunicación. En una muestra de cómo ha cambiado la situación de Correa, el ex-presidente perdió una batalla legal en julio cuando una corte de Quito resolvió a favor de un periodista que él había demandado personalmente por difamación.
Para Correa, estas movidas son una afrenta a su legado y una amenaza a su imagen si decide lanzarse a la presidencia de nuevo en 2021, como ha insinuado que hará. Correa no podía lanzarse a las elecciones de 2017 debido a los límites temporales de su cargo, que ahora han sido eliminados.
2. Moreno descarta a su vicepresidente, acusado de tener nexos con Odebrecht, por haberse insubordinado.
El 2 de agosto, alguien más acusó a Moreno de traicionar la revolución ciudadana: su vicepresidente Jorge Glas, un aliado leal de Correa. Algunos analistas dicen que Correa quería que Glas fuera el candidato de su partido Alianza PAÍS (AP) en las elecciones de 2017, pero decidió escoger a Moreno porque le iba mejor en las encuestas.
El día después de que Glas publicara una lista de quejas sobre las políticas del presidente, Moreno le quitó todas sus funciones, argumentando que el vicepresidente estaba fomentando la división. (Puesto que Glas fue elegido popularmente, Moreno no puede despedirlo de su cargo). Tres semanas después, el Congreso ecuatoriano le retiró, unánimemente, la inmunidad a Glas, permitiendo que fuera procesado por la acusación de haber recibido parte de los 33 millones de dólares de sobornos que representantes de Odebrecht dijeron que les habían pagado a funcionarios ecuatorianos. Glas, quien ha insistido en su inocencia y quien dice que no tiene nada que esconder, fue quien le pidió a los legisladores que le retiraran su inmunidad.
Aunque la maniobra ha creado divisiones dentro de la AP, los electores y los mercados parecen haber aprobado las acciones de Moreno. La tasa de aprobación del presidente llegó al 70 por ciento en una encuesta de Cedatos de mediados de julio, muy por encima del 51 por ciento de los votos con el que ganó la segunda vuelta presidencial en primavera. El rendimiento de los bonos de Ecuador cayó por debajo del 8,6 por ciento, el nivel más bajo en el que ha estado desde marzo.
3. Ecuador acepta públicamente que no acatará los cortes de producción de la OPEP
Moreno no solo está rompiendo con la tradición política, también lo está haciendo con la económica. La ola de gasto público de Correa durante su década en el cargo (2007–2017) continuó mucho después de que el auge de bienes básicos hubiera terminado, dejando a Ecuador en una situación en la que gastaba el doble de lo que hacía en 2012 para pagar su deuda externa. Eso, junto a un devastador terremoto en 2016, hizo que Moreno asumiera el cargo enfrentándose a un segundo año consecutivo de contracción económica.
Para aumentar réditos, Quito anunció este verano que no acataría completamente los cortes de producción que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó a principios de este año. Los aproximadamente 20.000 barriles extra al día de Ecuador (el tercer productor más pequeño de la OPEP) no afectará considerablemente los niveles de producción ni los precios globales, pero que un miembro diga tan públicamente que no acatará acuerdos puede ser posiblemente una movida problemática, especialmente si productores más grandes como Arabia Saudí o Irak deciden que pueden, de la misma manera, ignorar esos acuerdos.
Pablo Medina Uribe tradujo este artículo.