Derivas de ese mineral vanidoso
Derivas de ese mineral vanidoso
La exposición de Americas Society aborda cómo el oro "moldeó parte de la identidad de occidente," escribe Revista Ñ, del diario Clarín, sobre El Dorado.
El mito y el imaginario que lo rodeaba eran enormes, ambiciosos. Una ciudad de oro hecha para la riqueza de los conquistadores; en la que cada día su rey se bañaba en el polvo del metal precioso y, luego, se sumergía en un lago. El Dorado atrajo la lujuria mezquina de los invasores. Su idea, la de hacer rico a quien lo encontrase, impulsó viajes y opresiones en el proceso de colonización del continente que se perpetuaron siglos después.
En la sede de Americas Society, en el Upper East Side de Nueva York, hasta mayo se exhibe una nueva versión del Proyecto El Dorado, que vimos entre abril y agosto de este año en Fundación PROA de Buenos Aires con el título El Dorado. Un territorio.
''Desde la llegada de los españoles a América, los rumores de un reino hecho de oro circularon en Europa e impulsaron a los conquistadores a salir en su búsqueda'', explica en diálogo con Ñ Aimé Iglesias Lukin, jefa del área de curaduría de Art at Americas Society y co-curadora de la exposición El Dorado: Mitos de Oro, organizada en colaboración entre PROA y el Museo Amparo en Puebla, en México.
''A lo largo del Caribe y del Amazonas, el mito se propagó y evolucionó en diversas historias. Pese a que nunca fue encontrado, El Dorado definió al continente como una tierra vacía a disposición del conquistador'', agrega. El oro, vanidoso mineral, fue fuente de deseos y símbolo de lo sagrado en diversas sociedades. A través de más de cincuenta obras que abarcan desde el período prehispánico hasta la contemporaneidad, la exposición en la ciudad del norte aborda cómo el metal precioso moldeó parte de la identidad de occidente, desde la colonización hasta el presente...