La lucha contra el crimen se queda en el sur
La lucha contra el crimen se queda en el sur
En un artículo de opinion para El Diario/La Prensa, Christopher Sabatini de AS/COA analiza el alcance de la Iniciativa Mérida para combatir el crimen y la violencia en México. Además comenta sobre las fallas de dicha iniciativa en localizar las causas del problema de la falta de seguridad en la región.
En 20 de Junio del 2008 el presidente George W. Bush firmó sin mucha atención publica una ley sobre una de las más importantes iniciativas de política hemisférica: la Iniciativa Mérida. Esta ley compromete a los Estados Unidos apoyar al gobierno Mexicano (al igual que, en menor escala, asistencia a los gobiernos de América Central y el Caribe) con el fin de hacerle frente a las frágiles condiciones de seguridad en la región.
La Iniciativa Mérida es importante por lo que significa en relación con el compromiso de los Estados Unidos en la región. Pero también lo es por lo que no contiene, es decir, un esfuerzo franco por combatir las causas de la violencia y el crimen dentro de sus propias fronteras, y no solamente al otro lado del Río Grande.
Primero la diferencia con otras políticas anteriores: la Iniciativa Mérida compromete por primera vez a los Estados Unidos al éxito del audaz plan emprendido por el Presidente Felipe Calderón para combatir el narcotráfico y defender el estado de derecho. Antes, la colaboración de los Estados Unidos se limitaba a entrenar algunas pocas unidades federales y trabajar con lideres. Mucha de esta colaboración acababa en revelaciones de corrupción de la contraparte mexicana, con los Estados Unidos echando la culpa a la falta al gobierno Mexicano. Esta vez, es una verdadera alianza. En el primero de los tres años que tiene el plan, éste va a proveer $465 millones de asistencia para mejorar el orden publico, incluyendo entrenamiento de unidades elite de policía y militar, tecnología y equipos.
Es difícil exagerar el nivel de criminalidad que se ha consolidado durante años en México. En el 2007 hubo alrededor de 2,500 asesinatos relacionados con el narcotráfico. Este año ya excedió la sangrienta cifra. Hasta agosto se habían registrado 2,700 asesinatos. Quinientos de ellos eran oficiales de policía entre los cuales se encontraba a uno de los lideres del equipo federal de operaciones antidrogas.
Si se pudiese decir que esas noticias tienen algo de bueno, es que casi todos estos asesinatos fueron el resultado de la pelea entre bandas de narcotraficantes y su reacción frente a la arremetida del gobierno para combatirlas que incluyo la movilización de casi 30,000 oficiales.
Pero aquí esta la grave omisión de la Iniciativa Mérida. ¿Dónde queda la responsabilidad de Estados Unidos por el caos y la sangrienta guerra que se libra al otro lado de sus fronteras con México? Cerca del 90% de la cocaína traficada en México acaba en el mercado de este país. Igual, cerca del 90% de las 12,000 armas que han sido confiscadas en México vienen de los Estados Unidos. La laxitud de las leyes de control de las armas de fuego, que se la debemos al fuerte lobby estadounidense que aboga por un control mínimo en su venta, permite a los narcos adquirir con relativa facilidad fusiles AK47 y pistolas Frabrique Nacional 5-7.
¿Si realmente queremos apoyar el estado de derecho en México, no deberíamos incluir en la iniciativa políticas con respecto al consumo y la venta de drogas y de armas en este país? Fijándonos únicamente en México nos estamos enfocando en los síntomas, no las causas de la enfermedad.