¿Qué puede esperar Latinoamérica de los Estados Unidos?
¿Qué puede esperar Latinoamérica de los Estados Unidos?
"La Cumbre de las Américas en junio será una oportunidad para que Estados Unidos 'reinicie' las relaciones con América Latina", dijo Eric Farnsworth de AS/COA en una entrevista con El País Uruguay.
A Washington no le agradaría que los países de América Latina sigan avanzando en acuerdos comerciales con China, “que no son como los que firma Estados Unidos”, sostuvo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un poderoso foro empresarial fundado por David Rockefeller en los años ́60, con sede en Washington. Farnsworth fue Consejero Principal del Enviado Especial para las Américas de la Casa Blanca, durante la administración Clinton. A su vez, apuesta a que la cumbre de las Américas agendada para junio próximo sea el momento en que EE.UU. reinicie las relaciones con América Latina, las que admite han sido descuidadas desde hace casi dos décadas. De todos modos, considera que su país tiene limitaciones internas que le impiden avanzar en materia comercial. En ese contexto, igualmente considera que sería estratégico reflotar la posibilidad de un TLC entre EE.UU. y Uruguay. Paralelamente, Farnsworth sostuvo que Biden cuenta con respaldo bipartidista para afrontar los desafíos que impone la invasión rusa a Ucrania, conscientes de que un conflicto duradero va a traer problemas económicos a EE.UU. calificó como “decepcionante” la postura de Argentina y Brasil de asumir visitas presidenciales a Putin poco antes del estallido bélico. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Qué lectura hace la forma en que los estadounidenses observan la guerra en curso en Ucrania?
—A juzgar por la respuesta al discurso sobre el estado de la Unión del presidente Biden el pasado martes, con apoyo bipartidista para acciones duras contra Rusia, existe una gran preocupación por el ataque ruso a Ucrania y el deseo de tomar medidas para poner fin a la guerra rápidamente. Cuanto más dure el conflicto, más empezará a afectar económicamente, particularmente en los costos de energía y alimentos, las presiones inflacionarias y los problemas de la cadena de suministro. La Casa Blanca es consciente de estos problemas y, por lo tanto, está buscando formas de limitar el impacto en los consumidores estadounidenses, por ejemplo, aumentando el suministro de energía para reducir las presiones inflacionarias. Al mismo tiempo, si Vladimir Putin escalara directamente contra la OTAN y Occidente, quizás en el dominio cibernético, podría tener un impacto mucho más significativo, lo que requeriría acciones más drásticas para reducir el daño económico. Habiendo dicho eso, el “gambito” de Putin es un intento de reemplazar la gobernanza y las normas globales prevalecientes y, por tanto, es probable que continúe siendo resistido ferozmente sin consideraciones de costos como primera prioridad. La respuesta rápida, integral y unificada de las naciones occidentales aparentemente sorprendió al Kremlin, haciendo que las futuras acciones de Putin sean más impredecibles…