Tres factores que alientan a los venezolanos en el marco de las elecciones presidenciales

Es triste pero cierto: Venezuela se ha vuelto fácil de ignorar para el mundo. El colapso en cámara lenta del país sudamericano en una dictadura, el hambre y el éxodo de casi una quinta parte de su población se han convertido en algo así como una nueva normalidad.

Los esfuerzos de las administraciones de Trump y Biden para amenazar o persuadir al régimen de Nicolás Maduro para que renuncie al poder han fracasado repetidamente. Las elecciones de los últimos veinte años no solo han sido injustas, sino también posiblemente fraudulentas.

Pero hay señales de que esta vez es diferente. Para bien o para mal, las elecciones programadas para el 28 de julio cambiarán a Venezuela, con consecuencias enormes para Estados Unidos y todo el hemisferio occidental. Ya sea que Maduro robe las elecciones directamente o que permita una transición democrática, el status quo de los últimos años no perdurará, y traerá consecuencias impredecibles para la inmigración y la estabilidad regional, justo cuando las elecciones estadounidenses entran en su recta final.

Una oposición unificada

¿Qué hace que las cosas sean diferentes ahora? Por primera vez desde 1998, cuando el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, llegó al poder, hay una oposición venezolana unificada basada en un amplio apoyo de las bases, con una única líder opositora: María Corina Machado. Esto es especialmente sorprendente porque el gobierno de Maduro es más represivo que nunca y ha hecho todo lo posible para someter a la disidencia, negando a la oposición todo acceso a los medios de comunicación masivos, incluidas la televisión, la radio o la publicidad impresa; encarcelando a los colaboradores de campaña e incluso negando a los candidatos la posibilidad de alojarse en hoteles cuando visitan ciudades de todo el país...

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