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El impulso de Obama a la reforma migratoria

By Jason Marczak

El apoyo de Republicanos y Demócratas ofrece nuevas esperanzas para una reforma migratoria, escribe Jason Marczak en El Universal de México.

El martes, el presidente Barack Obama, presentó sus prioridades legislativas en el discurso del Estado de la Unión, dándole un empuje adicional para la reforma migratoria comprensiva. En su primer Estado de la Unión hace cuatro años, el presidente de los EE.UU. ni siquiera mencionó el tema de inmigración. Este año, él reiteró el compromiso que dio durante un discurso efectuado en Las Vegas hace dos semanas para una reforma migratoria comprensiva que incluya un camino hacia ciudadanía para los inmigrantes indocumentados.

Los tiempos han cambiado.

Este cambio también es evidente en el Partido Republicano, que optó por Marco Rubio, un senador cubano-americano de Florida en su primer mandato, para ofrecer la respuesta Republicana. Al igual que el presidente, el Sr. Rubio, miembro del grupo de los ocho senadores que están tomando la iniciativa en la reforma migratoria, se mostró a favor de dicha reforma.

La selección de un latino para representar al partido es otra señal de que el Partido Republicano está tratando de hacer todo lo posible por aumentar su popularidad entre el electorado latino después de haber perdido ante el presidente Obama por casi 45 puntos porcentuales durante las elecciones presidenciales. El partido quiere invertir estos números lo cual significa el potencial de lograr una reforma migratoria, si el liderazgo del partido puede convencer a la gran mayoría de sus miembros en el Congreso que trabajar con los demócratas, en este tema, es una necesidad para el futuro del partido.

Es evidente que la reforma migratoria no caerá víctima de un cambio de prioridades en Washington; está es una de las principales prioridades. Los demócratas están a la ofensiva y quieren una reforma para concretar los avances que han hecho con el electorado latino. Los republicanos están a la defensiva. Ellos quieren una reforma con el propósito de recuperar su posición; en 2004, el Presidente Bush ganó casi la mitad del voto latino.

En Washington, las acciones toman impulso adicional cuando son motivadas por la política. Es evidente que la política está en juego. Veinte años después de las últimas elecciones, en 2032, los votantes hispanos podrían duplicarse. Ninguno de los partidos puede darse el lujo de ignorar el electorado hispano.

El presidente y el grupo bipartidista están de acuerdo con los principios generales para la reforma migratoria. Sin embargo, un punto de fricción es exactamente lo que el camino a la legalización y la ciudadanía eventualmente significaría a la larga para la población inmigrante indocumentada, que incluye aproximadamente 7 millones de mexicanos. El presidente quiere un enfoque sin condiciones. El grupo del Senado quiere colocar condiciones como la garantía de una frontera segura.

Es necesario encontrar un compromiso en este momento ya que esta será la última oportunidad en mucho tiempo para sacar a los indocumentados de las sombras. El verdadero obstáculo será con la Cámara de Representantes, la cual se inclina menos a llegar a un compromiso.

Aun así, el discurso del Estado de la Unión el martes—y el asombroso aplauso de ambos partidos políticos—ofrece esperanza de que ambos partidos reconozcan que la reforma migratoria no solamente deberá ocurrir sino que deberá hacerlo ahora.

*Jason Marczak es director de políticas públicas para el Americas Society y Council of the Americas en Nueva York y editor de Americas Quarterly.

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